EL VINO DE LOS ABSUELTOS
Un chasquido de lenguas atraviesa el cuerpo del huracán unos compases muerden los muslos de las piedras.
Cofre eras, bolsa de monedas de escaso valor boca en que se quemaban las hojas secas que de tanto en tanto emitían alguna señal.
Cofre soy, y con saliva opaca voy besando los cristales.
Es un rumor el sitio al que se debe marchar.
O es el fondo del espejo de todos los espejos, el agua, que nos llama con inconfundible temblor...
Verónica Jimenéz.
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