Tuesday, October 17, 2006

LA NOCHE

William Blake Desciende el sol por el oeste, brilla el lucero vespertino;los pájaros están callados en sus nidos, y yo debo buscar el mío. La luna, como una floren el alto arco del cielo,con deleite silencioso,se instala y sonríe en la noche. Adiós, campos verdes y arboledas dichosasdonde los rebaños hallaron su deleite. Donde los corderos pastaron, andan en silencio los pies de los ángeles luminosos;sin ser vistos vierten bendiciones y júbilos incesantes,sobre cada pimpollo y cada capullo,y sobre cada corazón dormido. Miran hasta en nidos impensados donde las aves se abrigan;visitan las cuevas de todas las fieras,para protegerlas de todo mal. Si ven que alguien llora en vez de estar durmiendo,derraman sueño sobre su cabezay se sientan junto a su cama. Cuando lobos y tigres aúllan por su presa,se detienen y lloran apenados;tratan de desviar su sed en otro sentido,y los alejan de las ovejas.Pero si embisten enfurecidos,los ángeles con gran cautelaamparan a cada espíritu mansopara que hereden mundos nuevos.Y allí, el león de ojos enrojecidos vertirá lágrimas doradas,y compadecido por los tiernos llantos,andará en torno de la manada,y dirá: "La ira, por su mansedumbre,y la enfermedad, por su salud,es expulsadade nuestro día inmortal.Y ahora junto a ti, cordero que balas,puedo recostarme y dormir; o pensar en quien llevaba tu nombre,pastar después de ti y llorar. Pues lavada en el río de la vida mi reluciente melena brillará para siempre como el oro,mientras yo vigilo el redil."

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