LA NOCHE
William Blake
Desciende el sol por el oeste,
brilla el lucero vespertino;los pájaros están callados en sus nidos,
y yo debo buscar el mío.
La luna, como una floren el alto arco del cielo,con deleite silencioso,se instala y sonríe en la noche.
Adiós, campos verdes y arboledas dichosasdonde los rebaños hallaron su deleite.
Donde los corderos pastaron, andan en silencio
los pies de los ángeles luminosos;sin ser vistos vierten bendiciones
y júbilos incesantes,sobre cada pimpollo y cada capullo,y sobre cada corazón dormido.
Miran hasta en nidos impensados
donde las aves se abrigan;visitan las cuevas de todas las fieras,para protegerlas de todo mal.
Si ven que alguien llora
en vez de estar durmiendo,derraman sueño sobre su cabezay se sientan junto a su cama.
Cuando lobos y tigres aúllan por su presa,se detienen y lloran apenados;tratan de desviar su sed en otro sentido,y los alejan de las ovejas.Pero si embisten enfurecidos,los ángeles con gran cautelaamparan a cada espíritu mansopara que hereden mundos nuevos.Y allí, el león de ojos enrojecidos
vertirá lágrimas doradas,y compadecido por los tiernos llantos,andará en torno de la manada,y dirá: "La ira, por su mansedumbre,y la enfermedad, por su salud,es expulsadade nuestro día inmortal.Y ahora junto a ti, cordero que balas,puedo recostarme y dormir;
o pensar en quien llevaba tu nombre,pastar después de ti y llorar.
Pues lavada en el río de la vida
mi reluciente melena
brillará para siempre como el oro,mientras yo vigilo el redil."
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